martes, 26 de noviembre de 2013

¿Se puede investigar en las aulas? Por Lionel Alfie *


¿Qué es investigar en las aulas? Existen diversos enfoques de investigación didáctica: las investigaciones naturalistas, las intervencionistas y las experimentales, ente otras.

En todos los casos, el rol de los docentes en los grupos de investigación es clave, ya que son ellos (y las instituciones) los que abren las puertas de sus aulas, posibilitando hacer visible lo mucho que se hace y lo que a veces suele quedar “oculto”.

Investigar nunca es una tarea fácil pero podemos pensar algunas condiciones que lo hacen posible: tiempo, financiamiento, ayudas institucionales. Sin embargo, muchos docentes investigan y reflexionan sobre sus prácticas a pesar de carecer de ellos. Por lo tanto, la vocación pasa a ser un elemento central: ganas de cambiar las cosas, de transformar la enseñanza desde adentro. La investigación y publicación de resultados y experiencias debe servir para que no queden ocultos estos esfuerzos, y que sirvan para transformar la enseñanza mas allá de las cuatro paredes del aula. En ese sentido las TIC y este blog son un ejemplo de ello, ofrecen la oportunidad de divulgar y compartir experiencias. Fundamentalmente, y lo más importante a nuestro criterio, es que permiten generar intercambios con los alumnos, permitiendo extender los límites del aula y que los alumnos se constituyan en productores más que en reproductores de información.

Por último, quisiéramos destacar la importancia del trabajo conjunto entre docentes e investigadores: la mirada “académica” no debe alejarse de lo que pasa en las aulas. Resulta necesario ampliar los trabajos que permiten acortar la brecha entre la teoría y la práctica, de esta manera las investigaciones podrán contribuir al objetivo que todos compartimos, transformar la enseñanza para favorecer más y mejores aprendizajes cada vez más significativos.

Ahora bien, esto nos conduce a otras preguntas: ¿Qué es transformar la enseñanza? ¿Cómo favorecer aprendizajes significativos? ¿Vale la innovación en si misma?

En nuestra opinión resulta necesario recoger experiencias y resultados de investigaciones previas. Lo “nuevo” no representa un aporte en sí mismo. Es valioso cuando se entrama con resultados previos y genera una continuidad en el campo de la investigación didáctica. Conocer lo que hacen e hicieron otros, permite retroalimentar nuestras propias prácticas. ¿Estamos dispuestos a abrir las puertas de nuestras aulas, a aprender de lo que hacen otros y a comunicar (o contar) lo que hacemos?

 
* Lionel Alfie (lionelalfie@gmail.com) es Licenciado en Biología (UBA), Diplomado en Comunicación Científica, Médica y Ambiental (Pompeu Fabra). Docente de Biología del CBC. Doctorando en Educación, Becario CONICET en el GICEOLEM (https://sites.google.com/site/giceolem2010/), dirigido por la Dra. Paula Carlino. Investiga en el campo de la lectura, la escritura y las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la enseñanza de la Biología.

martes, 19 de noviembre de 2013

#EscenariosTec: entre lo real y lo posible.


Desde el Miércoles 13 de Noviembre se desarrolla el MOOC “Escenarios Educativos con Tecnologías. Entre lo real y lo posible” en http://www.escenariostec.citep.rec.uba.ar/. En realidad sería un error decir que se desarrolla “allí”, ya que ocurre en múltiples escenarios como Facebook, Twitter (con el hashtag #EscenariosTec), Google Plus o Diigo.

La propuesta se da en el marco del Programa Virtual de Formación Docente, a cargo del Centro de Innovación en Tecnología y Pedagogía, CITEP, dependiente de la Subsecretaría de Innovación y Calidad Académica de la Secretaría de Asuntos Académicos de la Universidad de BuenosAires.

A lo largo de cuatro semanas, se abordarán los siguientes ejes de trabajo:

  • Espacios digitales de la web en propuestas pedagógicas y entornos diseñados para la enseñanza y el aprendizaje.
  • Aprendizaje en red. Redes Sociales. Convergencia. Entornos distribuidos.
  • Movimiento abierto en educación. Contenido abierto, prácticas abiertas.
  • Crear el presente e imaginar el futuro.

La idea, por demás interesante, de hacer un MOOC es desde ya (en sí misma) desafiante para varias de nuestras concepciones sobre la Educación, los aprendizajes y el rol docente. En este curso tengo más de 2000 compañer@s de quienes aprender y con quienes interactuar a la hora de (re)pensar nuestras propuestas didácticas que incorporan el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) a nuestras propuestas pedagógicas.

El día del inicio del curso, mientras miraba maravillado como se sumaban opiniones en los foros, menciones en Twitter o “marcas” en el mapa dije, en voz alta, en mi lugar de trabajo (al mismo tiempo que lo twiteaba): “Estoy haciendo un curso en el que tengo 2000 compañer@s!!!”.

Prueben de hacerlo y anoten la primera respuesta que les da cada interlocutor. Claro que, dependiendo de quién se trate, podrían escuchar cosas  como “Y a mí qué me importa” o “Que interesante, te felicito” pero si lo dicen en los ámbitos en que nos movemos, llenos de docentes, estudiantes o personas “relacionadas” con la Educación, las respuestas confirmarán la idea con la que abrí este texto (las tecnologías -los MOOC en este caso- desafiando nuestros preconceptos, nuestros principios, nuestras concepciones) y escucharán cosas como “Y… ¿cómo se controla algo así?”, ¡Qué difícil dirigir todo eso!, ¿Cómo estar seguro de que todos hacen lo que tienen que hacer? o ¿Cómo estar seguro de que todos aprenden lo que tienen que aprender?

Hay una idea que subyace estas respuestas: la idea de que hay algo que “controlar” (para profundizar esta cuestión, ir directa y urgentemente a leer –o releer- “Vigilar y castigar”, de Michel Foucault), la idea de que el docente “dirige” los aprendizajes, la idea de que “tod@s” deben hacer lo mismo (es más, deberían hacer lo que el docente espera que hagan) y la idea de que “tod@s” deben aprender lo mismo (es más, deberían aprender lo que el docente espera que aprendan).

Y en el otro “extremo” aparece un “lugar” (un espacio) donde el “control” es compartido, donde l@s docentes coordinan (guían, aprenden, tutorean, aportan), donde l@s estudiantes se ayudan mutuamente, realizan aportes variados (de acuerdo a sus experiencias y sus trayectorias), aprenden un@s de otr@s y donde la “bibliografía”, el aula, el contexto, es la Web.

Por supuesto que la lectura de la bibliografía, la visualización de los videos, la participación en los foros me hizo reflexionar sobre mis prácticas, me generó muchos interrogantes y me hizo pensar muchas cosas pero me gustaría (en esta primera reflexión) compartir una.

Unas semanas antes de mi viaje de egresados a Bariloche (hace casi 20 años) tuvimos en mi Escuela la típica reunión con los padres, los estudiantes, las autoridades y los coordinadores de la empresa que organizaba el viaje. Ante las preguntas de madres preocupadas (entendamos que los tiempos cambiaron y que este diálogo puede sonar absolutamente “fuera de tiempo”), uno de los coordinadores quiso tranquilizarla y, más allá de que fuera cierto o no lo que iba a decirle (y más allá de nuestra opinión y nuestro posicionamiento actual sobre el tema que discutían), le dijo textualmente: “Quédese tranquila, l@s que no se emborrachan acá, no se emborrachan en Bariloche. L@s que no se drogan acá, no se drogan en Bariloche. L@s que no se agarran a piñas acá, no se agarran a piñas en Bariloche”. Uno de los padres vio hacia donde iba el coordinador y se apresuró a agregar: “Claro, pero l@s que sí se emborrachan acá, l@s que sí se drogan acá, l@s que sí se agarran a piñas acá, en Bariloche lo hacen pero a otro nivel ”.

Ustedes se preguntarán qué tiene que ver esto con los MOOC, con este curso o con el uso de las nuevas TICs en Educación pero permítanme avanzar un poco e intentar demostrar porque me vino a la mente ese recuerdo.

Lo que quiero decir es que las tecnologías que podemos (y tal vez, debemos) incorporar en nuestras propuestas pedagógicas (siempre y cuando sean una de las posibles respuestas o acciones que den cuenta de nuestros objetivos docentes) no van a cambiar nada por sí solas. Para usar las palabras de aquel padre preocupado: L@s docentes que no son “inclusiv@s”, “constructivistas”, “innovadores,” “tecnológicos”, “transformadores”, “arriesgad@s” en sus clases (sin tecnología), no lo serán a la hora de aplicar TICs en sus clases (o fuera de ellas), cayendo en el famoso “vino viejo en odre nueva”.

Eso sí, “L@s docentes que sí son “inclusiv@s”, “constructivistas”, “innovadores, “tecnológicos”, “transformadores”, “arriesgad@s” en sus clases (sin tecnología), a la hora de incorporar las TICs y aprovechar su enorme potencial, lo serán “a otro nivel”.

De eso se trata, de movernos a “otro nivel”. Esto implica arriesgarnos, implica (trans)formarnos, implica aprender nuevas herramientas (diseñarlas o adaptarlas), implica repensar nuestras concepciones, implica registrar la información, sistematizarla, analizarla, compartirla, repensarla y construir categorías que nos permitan volver a la práctica con otras miradas, otras preguntas, para así cambiarla, reconstruirla, mejorarla, adaptarla y ahí nuevamente parar, para iniciar de nuevo un círculo virtuoso que construye teoría desde la práctica y transforma la práctica (y la realidad) desde la teoría.

Ante tanta propuesta, en los foros del curso, de “ludificación” o “gamificación”, con el “Candy Crush” y otros juegos on line tan de moda y para (intentar) integrar el juego a esta reflexión…

¿Qué les parece si… “pasamos a otro nivel”?

martes, 12 de noviembre de 2013

Un ámbito de confianza y (pre)ocupación. (Entrevista a Mariana Kliewer)


Una de las novedades de este 2013 es la publicación de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas apreciaciones y reconocer en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que gentilmente respondió Mariana Kliewer *.

 
En su primera reflexión, Mariana pone el énfasis en la capacitación docente pero reconoce la importancia de la construcción de un vínculo basado en la confianza, en el que l@s estudiantes se sientan cómod@s y segur@s como para participar, preguntar y discutir en clase. También resalta el valor de cuestiones como la preocupación, la motivación, el incentivo, la repregunta y la dedicación como factores claves a la hora de facilitar los aprendizajes.

  • Mariana, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • Docente es aquel que, además de explicarte conceptos y teoría, explica algo más de la profesión, no solo lo que se puede leer de un libro. Explica la importancia de lo que estás entendiendo para un futuro, para otras materias, o también para ser un buen profesional. La primera característica que debe tener un docente, más allá de estar capacitado para dar los temas a explicar, es transmitirle al alumno la confianza de poder preguntar. Creo que muchos alumnos, incluyéndome, cuando no consideramos que el docente está predispuesto a explicar, no preguntamos. Creo que un docente, que no puede responder las dudas, solo porque no sabe la existencia de éstas, no debe estar frente a ningún curso, sea universitario o escolar. Además en un aula, donde exista esta confianza y el docente muestre preocupación por sus alumnos, incentiva al alumno a estudiar y a dedicarle tiempo al aprendizaje de la materia. Una herramienta que considero adecuada en estos casos, es cuando el docente repregunta al alumnado sobre el tema visto. Creo que es una buena forma de que el docente se dé cuenta si quedo el tema claro o no, y en caso de que no, retomarlo.

A la hora de pensar en los objetivos que se plantea cuando comienza una cursada (y dando una pequeña clase de “Vigotskismo” sobre la relevancia de la construcción de puentes cognitivos entre aprendizajes previos y aprendizajes nuevos), Mariana deja en claro que no sólo espera poder entender los temas propuestos sino también espera poder establecer relaciones entre los temas nuevos y los previamente aprendidos y construir las bases para futuros aprendizajes.


  • ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
  • Espero entender lo que sea explicado en la materia, que los conceptos me queden claros y pueda relacionarlos con otros ya vistos en otras materias. Poder formar bases para futuras materias más complejas y así poder ir relacionando todo lo visto. En relación a los docentes, espero poder tener una buena relación alumna-docente; poder preguntar dudas y que sean importantes para él aclararlas. La enseñanza, sinceramente, espero que sea buena. Esa sencilla palabra abarca mucho. Espero que los temas sean bien explicados, con sencillez para el estudiante pero a la vez complejos para entender los temas completos.

  • Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
  • “Mary Poppins” es una película que yo veía cuando era chiquita. En su momento me gustaba por las canciones porque era una película infantil básicamente. Pero a medida que fui creciendo entendí distintos puntos de la película. Creo que lo que más muestra son dos tipos de cómo vivir la vida. Se trataba de una familia, con un nivel económico muy bueno; el padre era banquero, y tenía con su esposa dos hijos, una niña y un varón. En un momento determinado contratan a una niñera, Mary Poppins. Ella lentamente le muestra a los chicos, como vivir una vida divertida, hablando, riendo y sobre todo no basándose en lo material. Hay una escena casi llegando al final, en donde el jefe del padre, el dueño del banco, lo intenta convencer al pequeño que en el mundo lo importante es la plata y las inversiones. Luego de una canción, él le saca al niño los dos peniques en frente de su padre. El niño quería usar esos dos peniques para comprar comida para dárselas a las palomas. El chico comienza a gritar que le den su plata, y los clientes del banco, luego de escucharlo, reclaman la suya, generando la quiebra de la institución. El padre se queda desempleado, y es ahí cuando entiende a lo que apuntaba Mary Poppins. Comienza a hablar con sus hijos, a pasar tiempo con ellos, enseñándoles sin tener que ser un padre estricto y distante. Creo que no siempre en el mundo las situaciones se rigen por lo monetario o netamente institucional. Muchas veces hablar, reír o divertirse es más importante en un ámbito, sea en el hogar, en el colegio o en la facultad, para mejorar muchos objetivos.

Cerrando la entrevista, Mariana retoma la importancia de poder aplicar y relacionar los conocimientos aprendidos y plantea la necesidad de que existan instancias de consulta (en distintas bandas horarias) donde l@s estudiantes puedan discutir sus dudas con el equipo docente y de (un reclamo recurrente en l@s estudiantes de Veterinaria) prácticas con animales desde los primeros años de la carrera, por el valor formativo que éstas tienen y por la motivación y el interés que generan en l@s estudiantes.


  • Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación tuya y de tus compañer@s, ¿qué propondrías y por qué?
  • Propondría que aquellas materias que tienen un teórico introductorio extracurricular, esté en las tres bandas horarias, así todas las personas tienen la oportunidad de ir, sin dejar de faltar al trabajo o a otras materias. También considero que todas las materias y ayudas, como horarios de consulta, deben estar en las tres bandas horarias. Otro cambio concreto es que debería haber materias desde primer año con animales. Ya que, además de incentivar al alumno con la carrera, permitiría lentamente aprender a tratar al animal y aprender a manejarlo. Creo que mejoraría muchísimo la calidad de profesionales y además ayudaría a mostrarles a los alumnos en el ámbito en que pueden llegar elegir trabajar.

  • Para terminar, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • Los objetivos de la educación deberían ser varios. Primero podría ser que el alumno pueda adquirir la capacidad de poder leer y entender en gran parte el contenido del texto. Segundo la capacidad de poder aplicar todo lo visto, gradualmente, e ir relacionando los temas.

* Mariana Kliewer es docente de apoyo escolar de Biología y Química, y alumna de la Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad de Buenos Aires.  Estudió en el Colegio Alemán Ciudad Jardín  y en el Colegio Juan XXIII de Ramos Mejía, orientación a ciencias naturales. 

martes, 5 de noviembre de 2013

#CDU2013: Un Congreso en Docencia Universitaria y una Universidad que reflexiona sobre sus prácticas docentes (Segunda Parte).


Como les contamos la semana pasada, las tres ideas centrales, que en nuestra humilde opinión y según nuestra (necesariamente) sesgada lectura, fueron las más discutidas en el Congreso fueron la (falta de) formación docente (y las reconfiguraciones del rol del docente Universitario), la contextualización de la Universidad como actor social (y de la Educación, entonces, como hecho profundamente político) y la heterogeneidad de l@s nuev@s estudiantes (y de los nuevos contextos) como necesarios condicionantes y determinantes de nuestras prácticas docentes.

Respecto al primer punto, la (falta de) formación docente, fueron varias las presentaciones que abordaron este tema, varias las preguntas en esta dirección y muchas las referencias a esta cuestión a la hora de debatir temas muy diversos. En este sentido quedó clara la preocupación de l@s docentes universitari@s por su propia (trans)formación no sólo (en la Universidad o en Institutos de Formación Docente) previa a la práctica docente sino durante el ejercicio de la misma. En su presentación Juan Antonio Huertas dedicó un buen rato a desarrollar los programas de formación docente, los programas de innovación (con convocatorias y fondos específicos) y los sistemas para evaluar la calidad docente. En relación a esto, Liliana Sanjurjo planteó “la formación como trayectoria (biografía escolar, formación inicial, socialización profesional y desarrollo profesional)” y la necesidad de instancias de “reflexión sistematizada, constante y rutinaria”, como forma de la “capacitación” docente en la práctica. A lo largo de los dos días, aparecieron en reiteradas situaciones lo que Flavia Teriggi denominó en su presentación las “áreas de vacancia” reconocidas en la formación docente, que incluyen fuertes críticas a la formación didáctica. Obviamente que en este aspecto habría que diferenciar a l@s docentes de escuelas medias de l@s docentes de nivel superior pero, en ambos casos, surge la pregunta: lo que no se aprendió en la etapa de “formación docente”, ¿dónde se aprende? Flavia Teriggi planteó posibles respuestas como “en la práctica, de los colegas, de la propia experiencia, en la capacitación” y alertó del riesgo que tiene esto, en tanto existe la posibilidad de que enfatice el carácter reproductivo de la Educación. Apareció en varias discusiones una preocupación que ya planteamos en el Blog en otras oportunidades: cuando la “formación docente” (entendida ésta en su significado más formal, como las “Carreras Docentes”, Especialidades en Docencia, Educación Continuada y otros espacios formales de capacitación docente) es deficiente (como ocurre en no pocos casos), los dos factores que cobran mayor importancia en la toma de decisiones docentes son la propia trayectoria escolar (o educativa) y la cultura institucional de la comunidad educativa en la que el docente se inserta y no es difícil imaginar hacia donde se dirigen (o suelen dirigirse) estos dos factores.

En cuanto a las otras dos cuestiones mencionadas, el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni abrió el Congreso recordándonos que “los alumnos nuevos que tenemos, no estaban en la Universidad”, que la Educación es “una tarea política y social”, que “un educador no es neutral” y que nuestra práctica (y nuestra reflexión) “tienen que tener un componente ético”. En este sentido, Marco Antonio Rodriguez Diaz fue más que claro en sus críticas a los sistemas de competencias del proceso de Bologna o a los ranking internacionales de Universidades y dejó en clara su posición al decir que “la calidad debe ir de la mano con la pertinencia y con las necesidades de la sociedad”, al recordar las palabras de Salvador Allende sobre “una Universidad al servicio de la sociedad”. En relación al cambio en las características de nuestr@s estudiantes (y la enorme cantidad de “primera generación de estudiantes universitari@s, sobre todo en las Universidades del conourbano y de las provincias”), Villagra de Burgos habló de cómo “la diversidad de las poblaciones que llenan las aulas choca contra una propuesta homogeneizadora”. Esto habla de una total falta de contextualización de las didácticas, como lo remarcó Elsa Meinardi, al invitarnos a cambiar la pregunta “¿Cómo se enseña Química?” por la pregunta “¿Cómo se enseña Química a Quien?” y nosotr@s iríamos un paso más allá, dejando de lado la enseñanza, y nos preguntaríamos “¿Cómo hacer para que estos “sujetos de derechos” (con sus contextos, sus inquietudes, sus intereses, sus motivaciones, sus características) aprendan Química?”. Al respecto, Livia García Labandal abrió su presentación con una frase de Carlos Skliar (retomando la idea de Lévinas) que plantea el concepto de “hospitalidad” en la construcción del vínculo con “el otro”, algo que (también) ya abordamos varias veces en este espacio. Tal vez se trate de volver a escuchar la presentación de Ken Bain sobre el aprendizaje profundo y sobre la “reconstrucción de modelos” pero no pensando en cómo harán nuestr@s estudiantes para aprender nuestras disciplinas de manera profunda (cambiando sus modelos de representación) sino en cómo haremos nosotr@s para aprender a ser mejores facilitadores de los aprendizajes que esperamos en nuestr@s estudiantes. Seguramente para ello tengamos que cambiar varios de nuestros modelos mentales y eso, como dijo Bain, no se logra sin esfuerzo, sin deseo, sin compromiso, sin interés y sin motivación. Tal vez no estaba hablando de nuestr@s estudiantes, estaba hablando de nosotr@s!!! O, como él mismo dijo (motivando la risa generalizada), “no de nosotr@s, de otr@s docentes”.

Más allá de estas reflexiones hay dos “situaciones” que nos gustaría (respetuosamente) criticar: la primera es la falta de respeto al cumplimiento de los tiempos destinados a las exposiciones y la segunda es la excesiva valoración de las calificaciones (muchas veces) como (casi única) forma de evaluación de procesos complejos. Respecto al primer punto resulta increíble que docentes experimentad@s, formadores de formadores, “expert@s” en didáctica, tengan que “saltear” 10 o 15 slides porque no llegan y aún así se pasen del tiempo. A veces pareciera ser que están usando presentaciones que tenían preparadas para otra ocasión o que no practicaron sus exposiciones ni una vez. Algo parecido ocurrió en algunas mesas de debate, la casi totalidad del tiempo que había para discutir se usó en presentarse y “contar” los proyectos presentados, a pesar de los esfuerzos de quienes coordinaban las mesas por hacerles entender “cuánto duran tres minutos”. El otro aspecto llamativo es la necesidad de evaluar las innovaciones u otras categorías de la compleja práctica docente respondiendo a la (única) pregunta “¿Hubo un mayor porcentaje de estudiantes aprobad@s?”. Lamentablemente esta (cuantitativa) necesidad de “más aprobad@s” (además de poner en evidencia algunos supuestos y algunas concepciones sobre la Educación que no compartimos) incurre en dos errores que no podemos dejar pasar: el primero es la suposición de que las calificaciones (a las que Ken Bain se encargó de destrozar en la charla inaugural del Congreso) reflejan de alguna manera lo aprendido y el segundo es el reduccionismo que se hace de procesos complejos a un único elemento a evaluar (los aprendizajes disciplinares de l@s estudiantes) como si no se tratará de procesos multifactoriales y como si la investigación cualitativa (como podría ser la investigación/acción en Educación) pudiera reducir su análisis a los datos cuantitativos de porcentaje de aprobados o promedio de calificaciones de tal o cual curso. Varias veces este Blog se ha posicionado en el “paradigma de la complejidad” y estamos convencid@s de que la evaluación (de las innovaciones, de los procesos de enseñanza, de los procesos de aprendizajes, de la heterogeneidad de l@s nuev@s estudiantes universitari@s, de los nuevos contextos o de los vínculos que se construyen en el aula) debe necesariamente ser abordada entendiendo estos procesos como complejos y multifactoriales. Como dijo Marta Souto en su presentación, “con multirreferencialidad teórica y complejidad, con heterogeneidad metodológica pero respetando los principios y las teorías de cada aporte”. 

Desde este Blog celebramos y celebraremos la reflexión sobre la práctica docente, sobre los aprendizajes y sobre la Educación y alentamos a docentes de todos los niveles educativos a que participen de todos los espacios de vínculo y comunicación posible. Estamos convencid@s del valor de este tipo de encuentros en los que podemos compartir experiencias, ideas y reflexiones, y enriquecer nuestros pensamientos (y nuestras acciones) con los aportes de colegas de diferentes lugares y variadas trayectorias. Sin embargo, y como reflexión última pero no final (de este texto), estamos igual de convencid@s del valor que también tiene la reflexión de cada docente en su práctica diaria, de cada equipo docente y de cada institución, puertas adentro, que sin necesidad de viajar cientos de kilómetros ni de participar de eventos de estas características será la base para fundamentar los cambios que nos conduzcan a una Educación más equitativa, a una práctica docente más innovadora que esté a la altura de los tiempos que nos tocan y a ser verdader@s facilitadores de aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónomos.