jueves, 21 de julio de 2016

Docentes mud@s: una experiencia para facilitar(te) aprendizajes significativos sin voz pero con vos (Segunda Parte).


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 11 de Agosto de 2015:


Como contamos en la entrada anterior, los textos que les pedimos a estudiantes y docentes luego de la experiencia y las notas tomadas durante la actividad por el docente que recorría los grupos fueron el disparador para el análisis de la experiencia y la reflexión dentro del equipo docente, primero, y con l@s estudiantes después. Resultaron, también, el motivador principal de la intención de compartir esta experiencia con otr@s colegas (invitándol@s a que la prueben o la “adapten” a sus contextos de clases, ¿la probaron? ¿cómo les fue?), con la esperanza de que sea un insumo más en su propia (trans)formación docente y serán el contenido de esta segunda parte en la que intentaremos compartir (al menos parte de) el análisis que hicimos de la experiencia de puesta en común del cuestionario con “docentes mud@s”.

El análisis de las notas tomadas durante la observación de la experiencia y de los textos escritos por estudiantes y docentes, nos permitió (re)pensar las “sensaciones” que nos dejó esta experiencia, en cuatro categorías:

Primera Categoría: La necesidad de una intervención docente que“valida”, “corrige”, define “qué es lo que está bien o mal”, responde dudas y“explica”, que se evidenció en frases de docentes (D) y estudiantes (E) como:

“Insistían en preguntarme con la mirada o pedirme aceptación/negación.” (D)

“Los estudiantes buscaban permanentemente la aprobación de lo que estaban diciendo.” (D)

“A la hora de revisar el cuestionario, la opinión del profesor es la que es importante.” (E)

“En la primera parte se generó una sensación de incertidumbre por el hecho de no saber si lo que estaba haciendo estaba bien o mal.” (E)

“Me desesperaba en ese momento que mi ayudante no podía hablar y decirnos si estaba bien o mal lo que decíamos o si no entendíamos la pregunta, el poder explicarnos.” (E)

“En la segunda parte, ahí sentí un alivio!!! Ya que necesitaba que me explique las dudas y me saque la incertidumbre de si estaban bien o no las respuestas.” (E)

Segunda Categoría: La necesidad de realizar un “trabajo previo”(leer el tema, asistir a la clase teórica, responder “a conciencia” el cuestionario guía) para aprovechar la actividad:

“Pienso que esto se debe a la falta de lectura previa de los contenidos, lo que hubiera facilitado mucho tanto la contestación de las preguntas por parte de ellos, como promovido el debate y la discusión grupal.”(D)

“Estaba bastante perdida con el tema, no había hecho el cuestionario y tampoco leído el tema completo.” (E)

“No creo que haya sido de mucho aporte para mí ya que no había cumplido con el cuestionario así que me dediqué a escuchar las respuestas que leían mis compañeros.” (E)

Tercera Categoría: El “sentido emancipador” de la actividad, en términos de brindar libertad, fomentar un tipo diferente de participación y poner en evidencia la posibilidad de “prescindir” de l@s docentes, con opiniones como:

“Este tipo de actividades permite que los estudiantes comiencen a darse cuenta que pueden llevar a cabo la resolución de preguntas, la discusión y el aprendizaje de un tema y no necesariamente los docentes tienen que estar interviniendo constantemente.” (D)

“Al tener la imposibilidad de hablar el docente, hace que podamos expresarnos más libremente, discutir entre compañeros acerca de los temas vistos en los cuestionarios.” (E)

“Los mismos compañeros podrían responder las dudas ajenas, sin necesidad de depender de los ayudantes.” (E)

“Me pareció una buena idea, ya que nos dio lugar a la participación de todos y poder discutir.” (E)

Cuarta Categoría: La importancia de una intervención docente que ayuda a jerarquizar, a priorizar, a administrar el tiempo o a seguir un “hilo conductor”:

“Les faltó jerarquizar lo que hay que saber con más detalle.”(D)

“Por momentos faltaba un hilo conductor y no avanzaban.” (D)

“Tuvimos problemas con el tiempo, no llegamos a responder todo. Tampoco supimos cuáles eran las preguntas más importantes para priorizar y usar mejor el tiempo.” (E)

Creemos que se trató de una experiencia que involucró un intento de ruptura de ciertos paradigmas ya que se enfrentó a estructuras complejas y fuertemente arraigadas tanto en las prácticas de l@s estudiantes como en las prácticas de l@s docentes. No es nuevo el concepto de “trayectoria académica” (ampliamente trabajado, entre otros, por Flavia Terigi), ni su relevancia en la manera en que l@s estudiantes “responden” a las propuestas de l@s docentes, ni la “resistencia” que, en un principio, se puede generar frente a propuestas concretas que rompen con la lógica de la trayectoria educativa de nuestros estudiantes. Tampoco es nueva la idea de que cuando falta “formación docente”, entendida ésta en su significado más formal, como las “Carreras Docentes”, Educación Continuada y otros espacios formales de capacitación docente, los dos factores que cobran mayor importancia en la toma de decisiones pedagógicas son la propia trayectoria escolar y la cultura institucional de la comunidad educativa en la que el docente se inserta y estos dos factores suelen dirigirse hacia la reproducción de las prácticas instituidas.

En conclusión, la experiencia realizada contribuyó a reflexionar sobre nuestra propia práctica y sobre la relación entre lo que hacemos l@s docentes y los vínculos que se construyen con el conocimiento y entre las personas y fue mucho más exitosa en el cumplimiento de los objetivos que tenían que ver con poner en evidencia algunas de las “lógicas”que condicionan, y a veces determinan, nuestras prácticas, nuestras propuestas y el tipo de participación de nuestros estudiantes que en el cumplimento de su primer objetivo, el de realizar una puesta en común diferente a la habitual para facilitar aprendizajes bioquímicos significativos del tema del día. Si bien ocurrieron aprendizajes específicos, esto no se debió exclusivamente a la actividad sino a la clase en su totalidad, que incluyó otras instancias. Esta cuestión debería tenerse en cuenta a la hora de (re)pensar esta actividad para repetirla/mejorarla, considerando a la clase como un todo y tratando de disminuir la “artificialidad” de la experiencia, tal como estamos haciendo ahora que intentamos transformarnos clase a clase en docentes cada vez más “mud@s”.

Y es en ese sentido que queremos invitarl@s (e invitarnos) a realizar (o seguir realizando) experiencias como ésta con sus estudiantes, evaluarlas, analizarlas y contarlas, compartirlas (en este Blog o en otros sitios) con el objetivo de, entre tod@s, reflexionar sobre nuestras prácticas y sobre las (mejores) maneras de facilitar aprendizajes cada vez más significativos en estudiantes cada vez más autónom@s, crític@s y capaces no sólo de controlar sus propios aprendizajes sino también de ser productores de conocimiento y transformadores de la realidad y de la sociedad.

miércoles, 20 de julio de 2016

Docentes mud@s: una experiencia para facilitar(te) aprendizajes significativos sin voz pero con vos (Primera Parte).


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 4 de Agosto de 2015:

La experiencia que queremos contarles en esta entrada (en dos partes para que no sea tan larga de leer) fue realizada por el equipo docente (Daniela Lin, Daniela Montagna, Pablo Rodriguez, Pamela Steidel y Matías Tellado) de la (en su momento) Comisión 3B de Química Biológica (una materia de segundo año de la carrera de Veterinaria en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA) en el segundo primer cuatrimestre del año 2014.

En la mayoría de las clases de esta materia existe un momento de puesta en común de las respuestas de un“Cuestionario Guía” sobre los temas del día que se realiza en grupos pequeños de 4 a 6 estudiantes con un docente. La idea es que l@s estudiantes vengan a la clase luego de haber asistido a una clase teórica optativa previa, con el cuestionario resuelto (y las dudas que les hayan surgido) y luego de haber leído la bibliografía recomendada. Se supone que la puesta en común del cuestionario es un momento de activa participación de l@s estudiantes en el que plantean sus respuestas a las preguntas del “Cuestionario Guía”, se discuten las diferencias encontradas o las controversias entre la diferente bibliografía consultada y se plantean las dudas que surgieron de la lectura del material y de la resolución del cuestionario. También l@s docentes tenemos un rol importante en ese momento de la clase: el de “guiar” la puesta en común, democratizando la palabra, estimulando las discusiones, ayudando a l@s estudiantes a jerarquizar los contenidos y a establecer (o pensar) posibles relaciones con otros contenidos de la materia y, en caso de que fuera necesario, el de responder las dudas que l@s estudiantes plantean y que no pueden ser respondidas por sus compañeros.

En una recorrida de uno de l@s docentes por los grupos de trabajo durante la puesta en común de uno de los cuestionarios, un docente notó algo curioso: l@s que hablábamos casi todo el tiempo éramos l@s docentes. Esto nos llamó la atención porque si bien es necesario “hablar” para guiar, para ayudar a jerarquizar contenidos o para estimular discusiones, la dinámica observada parecía ser más una invitación a la escucha atenta que a una verdadera puesta en común. Era como que, en la mayoría de los casos, l@s docentes leían una pregunta, l@s estudiantes respondían “poco” (y planteaban sus dudas sobre la respuesta) y l@s docentes “explicaban” la respuesta“correcta”, dejando a estudiantes y docentes la sensación de haber cumplido con la consigna. Uno de los problemas que planteaba esta observación era la posibilidad de que l@s estudiantes realizaran cada vez menos el trabajo previo esperado (leer la bibliografía, asistir a la clase teórica o responder -a conciencia- el cuestionario) sabiendo que, en la puesta en común, escucharían de boca de l@s docentes “la respuesta correcta”; transformando de esta manera la puesta en común en otra instancia (más) de docentes que “explican” y estudiantes que escuchan.

Dado que se trató de un equipo que en todo momento intentó (y todavía intenta) reflexionar sobre su propia práctica docente, buscando alternativas para la mejora de esa práctica, nos propusimos (primero a nostr@s mism@s y luego a l@s estudiantes) realizar una actividad diferente a la habitual que le diera completamente la palabra a l@s estudiantes restringiendo (a un momento final) la voz de l@s docentes. Realizamos una experiencia con “docentes mud@s” que intentara facilitar aprendizajes bioquímicos significativos en l@s estudiantes, al mismo tiempo que se proponía poner en evidencia algunas de las“lógicas” que, de manera más o menos explícita, condicionan (y a veces, determinan) nuestras prácticas, nuestras propuestas y los resultados de las actividades que realizamos en clase, así como el tipo de participación de nuestr@s estudiantes con el objetivo de reflexionar sobre nuestra propia práctica y sobre la relación entre lo que hacemos l@s docentes, el lugar en el que nos ponemos y el lugar en el que “ponemos a l@s estudiantes” y los tipos de participación en clase, así como los presupuestos que subyacen las relaciones y los vínculos que se construyen (entre las personas y) con el conocimiento.

Luego de un breve introductorio teórico, la actividad se organizó de la siguiente manera: se armaron los grupos de trabajo habituales con l@s docentes que l@s acompañan en las actividades como lo hacen en casi todas las clases, para poner en común sus respuestas del cuestionario guía del tema del día. A diferencia de la “clásica” puesta en común de las respuestas en la que se “avanza” casi pregunta por pregunta con la guía (y la palabra) casi constante de l@s docentes; en este caso l@s estudiantes tenían un tiempo para la puesta en común y discusión de sus respuestas, mientras su docente mud@ tomaba notas para la devolución posterior y otro docente recorría los grupos y tomaba nota sobre lo que iba ocurriendo. Pasado ese tiempo, l@s docentes “recuperaban” la voz y hacían una devolución de lo observado, no sólo en términos disciplinares sino también en términos de organización o dinámica del trabajo grupal, respondían las dudas que hubieran quedado y hacían los agregados, disciplinares y no disciplinares, que consideraran oportunos.

Terminada la clase se les pidió a l@s docentes y a l@s estudiantes que escribieran un texto de media a una carilla con las “sensaciones” que les había dejado esta experiencia, poniendo énfasis en las diferencias entre los dos “momentos” de la actividad: el primero con l@s docentes “mud@s” y el segundo con l@s docentes“hablantes”. Estos textos y las notas tomadas durante la actividad por el docente que recorría los grupos fueron el disparador para el análisis de la experiencia y la reflexión dentro del equipo docente, primero, y con l@s estudiantes después. Resultaron, también, el motivador principal de la intención de compartir esta experiencia con otr@s colegas (invitándol@s a que la prueben o la “adapten” a sus contextos de clases), con la esperanza de que sea un insumo más en su propia (trans)formación docentey serán el contenido de la segunda parte de esta entrada el próximo martes así que esta entrada…

Continuará…

martes, 19 de julio de 2016

¿Cómo aprende Daniela? Vincularnos en una comunidad de aprendizajes.


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 18 de Agosto de 2015:


En este 2015 el Blog espera, una vez más, incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes. Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos seguir (re)pensándonos a partir de textos que reflexionen sobre “cómo aprendemos”. Como dijimos en entradas anteriores, pareciera ser que much@s docentes creemos (con las mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s estudiantes aprendan. Sin embargo, no tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender en nuestras materias. Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de tuerca a esta reflexión a partir de relatos, en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden l@s estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@as estudiantes, cada vez más autónomos. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente escribió Daniela Fernández *.


Para empezar, Danielanos propone diferenciar “lo estudiado” de “lo aprendido” y relaciona los aprendizajes con la motivación y el interés que los contenidos“estudiados/aprendidos” generen en l@s estudiantes: en la escuela y en la Universidad, uno debe aprender determinados contenidos para poder pasar de grado, de año o demás, es decir para ‘progresar’ en sus estudios. Pero, a mi entender, no se aprende todo. Es decir, se puede estudiar un tema pero eso no lo considero como aprendido. En general, los temas que me llaman la atención, los que me representan un desafío, los que despiertan cierto interés en mí, son los que aprendo”.Cuando reflexiona sobre cómo aprende, Danielareivindica los errores como “fuentes” de aprendizaje y empieza a dejar en claro algo sobre lo que volverá más adelante, que es la importancia de la manera en que l@s docentes nos vinculamos con l@s estudiantes: También considero que se aprende mucho a través del error. Me parece que a través de los errores se aprenden cosas tanto académicas como de la vida, lo importante es asumir el error y a partir de ahí mejorar, y en lo posible, evitar repetirlo. Por ejemplo, en los cálculos combinados y en las ecuaciones larguísimas, donde en el denominador hay una suma o resta, me encantaba separarlos, hasta que la profesora, con un tono medio gracioso, me dijo que eso estaba mal. A partir de eso, empecé a realizarlos de manera correcta! La forma en que a uno le dicen ‘mirá eso está mal’ es crucial, ya que puede despertar interés en mejorar o producir una frustración en uno, que lo puede llevar a fallar en un futuro.

Daniela vuelve sobre esta cuestión del rol docente en la construcción de vínculos, en la construcción del Otro y en la comunicación con esos “Otros” y plantea una opinión que va en línea con la idea de “el deseo de aprender y el poder de enseñar”, que propone Carlos Cullen para reflexionar sobre el vínculo pedagógico: también, es muy importante, en el momento del aprendizaje, la manera en que se enseña lo que se debe aprender. La estimulación que pueden generar los docentes, es vital en este momento. El considerarte ‘persona’ y no un ‘número’ marca una gran diferencia, ya que uno se siente parte y la comunicación entre docentes y alumnos es mucho mejor. Por otro lado, también uno como alumno, tiene que ir dispuesto a aprender, a querer recibir esa información para luego interiorizarla, sabiendo que lo importante no es tanto el ‘aprobar’ sino el entender, el aprehender esa información.

A la hora de pensar, de manera comparativa, los aprendizajes académicos y no académicos, Danielapiensa en sus aprendizajes en la danza y pone el foco en diferenciar los modos de evaluación y la exigencia (en contraposición a la constancia) que implica la evaluación cuando se asocia con la acreditación teniendo una enorme implicancia en la construcción de los aprendizajes: “en mi caso, desde los 6 años que practico danzas. Por ejemplo para esta actividad, es vital la constancia para aprender, para superarte cada día, para mejorar la técnica, la elongación, la expresión, entre otras. Entonces a través de la repetición de secuencias, pasos y movimientos se puede llegar a aprender a bailar. Creo que es muy importante, tener diferentes profesores para poder tener mayor variedad, que te permitan conocer diferentes estilos para luego generar uno propio. Ya que el baile, es una forma de expresión, es algo muy personal. Uno aprende de los que ya saben bailar, pero también uno aprende a bailar según las emociones por las que está atravesando en ese momento, lo que permite también alcanzar un aprendizaje propio, desde uno. Pero hay una gran diferencia entre los dos ‘tipos de aprendizaje’. Por lo general, en la danza uno no siente la necesidad de ser evaluado por sus aprendizajes, mientras sea tomada como un hobbie. En caso contrario, la educación formal, exige que uno aprenda determinados contenidos, que luego son evaluados.

Finalmente, Danielanos deja una interesante reflexión (que le generó la propuesta de escribir este texto) para seguir (re)pensado(nos) y repensando nuestras prácticas de enseñanza y de aprendizaje: “al realizar estos textos, empecé a reflexionar sobre la forma en la se educa y en la se aprende. Creo que es importante poder generar una comunidad del aprendizaje, donde uno esté estimulado por el docente a aprender, y por otro lado, que los alumnos estimulen al docente para que de lo mejor de sí. Me parece que a través de los vínculos, se puede aprender mejor, no solo los conocimientos que se deben aprender, sino también cuestiones de la vida y de la convivencia en sociedad. El docente debe tener presente que es un referente para algunos de sus alumnos, por lo que debería educar a través de valores y no solo impartir contenido”.


* Daniela Fernández es estudiante de la Facultad de Ciencias de Veterinarias de la UBA. Forma parte de cátedra de Química Biológica, empezó a trabajar hace muy poquito en un colegio dando clases y le encanta bailar (como se habrán dado cuenta!).

lunes, 18 de julio de 2016

Un texto que (no) escribí sobre un texto que (no) escribí.


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 1 de Diciembre de 2015:


Esta es la primera entrada en la historia de este blog que está siendo escrita por una computadora. Parece un chiste pero efectivamente está siendo escrita por una computadora, aunque obviamente, dictada por una persona.

Lo cierto es que todas las entradas anteriores fueron tipeadas por una persona en un ordenador o, en algunos casos, las ideas sueltas fueron primero escritas en un papel con una lapicera (cómo se escribía antes) y luego tipeadas en una computadora, pero en este caso yo estoy hablándole a un micrófono de esos que vienen con auriculares como los que usan l@s recepcionistas o telefonistas. Digamos que estoy pensando en voz alta y una computadora (en realidad un programa, en este caso la herramienta de escritura por voz de Google Drive) está escribiendo lo que yo (pienso y) digo.

Parece increíble pero de hecho estoy mirando la pantalla y viendo como el cursor se mueve al ritmo de lo que yo digo y escribe esta entrada. Ustedes dirán “bueno sí, pero la entrada la estás dictando vos” y sin dudas que esto es cierto pero no puedo dejar de pensar que esto significa un cambio notable. Muchos de nosotr@s usamos herramientas de escritura virtual en nuestras clases o proponemos a nuestr@s estudiantes actividades que implican utilizarlas. Un ejemplo claro de esto es la realización de cuestionarios o trabajos prácticos grupales en Google Drive con el formato de documentos de Google Docs (tipo Word). Much@s estudiantes utilizan este sistema incluso sin que l@s docentes se lo pidamos (ya que lo consideran una herramienta más que útil para hacer trabajos grupales de manera virtual), creando documentos que se comparten a sus casillas de correo electrónico y que pueden ser editados de manera online por los diferentes miembros del grupo. He tenido la suerte de ser participado en alguno de estos documentos que estudiantes (tanto de Escuela Secundaria como Universitari@s) realizaban trabajos prácticos y cuestionarios o producían textos de manera colaborativa, discutían entre ell@s, preguntaban y respondían. Realmente fue maravilloso ver cómo l@s estudiantes interactuaban, ya sea en el mismo documento (dentro del texto, dónde se puede ver el aporte de cada integrante con colores diferentes o las distintas versiones “borrador” como “historial de revisión”), con comentarios al margen (que, a veces, se transformaban en verdaderas “conversaciones”), con sugerencias o en el chat.

Si bien esto no tiene mucho que ver con la herramienta de escritura por voz, pienso que la posibilidad de dictarle a una computadora y que ésta escriba lo que estamos (pensando y) diciendo, significa en sí mismo un cambio trascendental, como lo fue el cambio (o el pasaje) de escribir con lapicera y papel (como tomábamos apuntes antiguamente) a escribir directamente en una computadora, en una notebook, netbook, tablet o en algún dispositivo electrónico, como los teléfonos inteligentes. Incluso much@s colegas ya utilizan de manera habitual alguno de estos dispositivos para tomar apuntes.

Es evidente que los procesos cognitivos que se ponen en marcha en estas diferentes maneras de escribir son distintos. Si bien en el fondo esto podría ser “más de lo mismo” y puede seguir tratándose de una persona que escucha, procesa información, y decide (o elige) qué (¿y cómo?) escribir, es bastante evidente que ese “cómo” no sólo condiciona sino que (probablemente) determina cuestiones que hacen a esa práctica y a los procesos cognitivos que se juegan en la misma.

Me cuesta creer que el hecho de estar escribiendo esta entrada de esta manera no tenga impacto (incluso) sobre el “qué” de lo que estoy escribiendo. Es más, perdonen ustedes la reiteración pero sigue sorprendiéndome el hecho de ver cómo el cursor se mueve a la misma velocidad que estoy hablando y escribe este texto, que ustedes están leyendo y yo nunca escribí.

Dicho sea de paso lo escribe con una eficiencia ortográfica notable. Creo que no se ha olvidado una sola tilde, exceptuando por supuesto las palabras que admiten la posibilidad de ser escritas de dos maneras (con y sin tilde) y sin ser un experto me animaría a asegurar que ha respetado con gran prolijidad las reglas de la gramática, la semántica y la sintáctica. Quiero decir con esto que a mí me parece sorprendente la posibilidad de estar escribiendo esta nota sin escribir(la). Se podría decir que estoy dictando esta nota a una computadora o que, una computadora está escribiendo lo que yo voy (pensando y) diciendo.

Está demás decir que esta entrada podría incluir una gran cantidad de citas de artículos científicos con resultados (o reflexiones) de (algunas de las) investigaciones que se han realizado sobre este tipo de escritura o sobre los procesos cognitivos involucrados en una y otra forma de escribir (¿y de pensar?) pero no es ese el sentido de este texto. Tal vez el único objetivo de esta última entrada del año sea (no) escribir el texto de esta manera, vivir esta experiencia, reflexionar sobre ella y sacar algunas (preliminares) conclusiones, al mismo tiempo que invitar a l@s lectores a que hagan su propia experiencia, reflexionen y saquen sus propias conclusiones.

Terminado esta reflexión miro lo escrito (por la computadora) y les aseguro que sólo hay dos o tres palabras para corregir (porque el programa malinterpretó mi dictado o yo no supe hacerme entender correctamente) y no hay un sólo error ortográfico. Sí hay que agregar las comas, las comillas, las negritas, los paréntesis, los “puntos seguidos”, los “punto y aparte” y las mayúsculas al inicio de las oraciones.

Bueno, terminé de (no) escribir la entrada. En realidad, terminé de pensar en voz alta y la computadora terminó de escribir la entrada. Ahora nos toca a nosotr@s hacer algo que la computadora (por ahora) no puede hacer: pensar!

viernes, 15 de julio de 2016

Una experiencia llena de pasión por enseñar y ganas de aprender. Entrevista a Nico Gona *


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.

La siguiente entrada fue publicada el Martes 25 de Agosto de 2015:

En sus primeras reflexiones, Nico plantea la relación con un “otro” y pone énfasis en algunas cuestiones como la responsabilidad, el compromiso, la seriedad, la disposición, la planificación y la flexibilidad pero (fundamentalmente) la pasión con la que se realiza la tarea docente.


  • Nico, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • Ser docente es tener tanto los conocimientos necesarios para enseñar a otro, así como el compromiso para acompañar al alumno, facilitarle información y experiencia, estar a disposición para sus necesidades manteniendo el nivel de exigencia que éste necesita para poder aprender correctamente.

  • ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
  • No creo que las características personales de alguien sean de lo más importante a la hora de evaluarlo como docente. Sí, suele pasar que disfrutemos más la clase con el profesor “joven y copado” que con “esa vieja”, pero ni el hecho de que el profesor sea “copado” lo hace buen profesor, ni para ser buen profesor, éste tiene que llevarse bien con el alumno. En cuanto a los profesores con los que tuve las mejores experiencias en mi trayecto hasta ahora, noto que los que mejores me parecieron son esos que tienen pasión por lo que enseñan, que disfrutaron estudiarlo y que disfrutan enseñarlo. El docente tiene que tener seriedad en su cursada y esto no significa que la clase sea aburrida. La seriedad también consiste en tener la clase planeada para saber a qué ritmo se van a dictar los contenidos, estar correctamente estructurado pero también ser flexible cuando se da cuenta de que se ha equivocado. Esto, además de los lógicos estudios que tienen que haber completado para ser, justamente, profesores.


A la hora de pensar en los objetivos y las expectativas que tiene al comenzar una cursada, Nico (como tod@s l@s estudiantes hasta aquí entrevistad@s) nos recuerda que uno de los principales objetivos de l@s estudiantes es aprobar. Esto es absolutamente lógico no sólo porque efectivamente es importante que aprueben sino también por la manera en que (lamentablemente) la Educación se estructura (en muchos casos) actualmente en una sinrazón en la que aprobar parece ser el fin último (o primero) de todo proceso educativo. Sin embargo, Nico agrega que también tiene la expectativa de que el docente esté a la altura de la situación y lo “sorprenda”,facilitando así sus aprendizajes y habilitando el acontecimiento y la experiencia.


  • ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
  • El primer logro lógico que le viene a la cabeza a cualquier alumno es aprobar la materia. Sacarse 6 (o 4) y “sacársela de encima”. Cuando se empieza a avanzar en los estudios, llegando a finales del secundario, uno comienza a tomar más noción de para qué es que estamos cursando esas materias, por qué si queremos ser los profesionales que aspiramos a ser, necesitamos tener esos conocimientos. Lo que busco al comenzar la cursada es, primero, encontrar la mejor manera de acomodarme para poder transcurrir el cuatrimestre (o año) de la mejor manera; saber mis horarios, los métodos de los profesores, la cantidad o complejidad de la bibliografía, etc. Son esenciales. Además, uno siempre tiene la expectativa de encontrarse con “ese” profesor flexible, divertido que hace las clases más dinámicas y entretenidas para todos, o que, si no es una de las materias que más nos agradan, que los contenidos que vayamos a ver nos “sorprendan” y nos terminen llamando la atención, facilitando así todo el proceso. Al final, el objetivo común de todos los alumnos es haber incorporado los conocimientos de la cursada, en mayor o menor medida. Mis objetivos personales son entender al máximo posible todos estos contenidos y, siempre que sea posible, también llevarme una buena experiencia para poder manejarme mejor en las cursadas que me esperan.

  • Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
  • Una gran película que refleja la buena relación que puede establecerse entre el docente y los alumnos, por más diferencias que haya, es “Los coristas”, de Cristophe Barratier.

Cerrando la entrevista, Nico nos cuenta algunas de las estrategias que le fueron de utilidad hasta acá e incorpora la relevancia de que se trate de una Educación en valores, contextualizada y con objetivos claros que capaciten y (trans)formen a l@s futur@s profesionales, transformando así a la sociedad y a la realidad.

  • ¿Cuáles de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes resultaron más exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
  • En las materias “de números” (matemática, física, etc.), de las cosas que más útiles me resultaron, siempre fueron los ejemplos. Al explicar algunos temas, siento que los números quedan ahí y no significan nada, es sólo aplicar una fórmula. En cambio, de esta manera, creo que al alumno la información le queda mejor grabada y sabrá utilizarla mejor a la hora de hacer los ejercicios. En mi caso, por falta de tiempo o de ganas, varias veces no resuelvo los ejercicios que los docentes dejan como práctica y me sirve que me lo exijan; si no tengo alternativa, de una u otra manera los termino haciendo y llevo más al día la práctica, aunque creo que no es problema de ellos, sino mío. En cambio, en las otras materias (historia, geografía, etc.) el estilo de cursadas que más me sirvió fue el de las clases más dinámicas, con un ida y vuelta entre el docente y el alumno, hacer que éste explique con sus propias palabras lo recién dicho puede mostrarle al profesor que usar mal un término puede hacer que toda la explicación se mal entienda. Dar cuestionarios guía para ayudar a la lectura del material ayuda mucho a la comprensión. En un caso particular, tuve un profesor loco que cada evaluación la hacía de una modalidad distinta para ayudarnos a encontrar cuál de éstas nos ayudaba más o cuál nos resultaba más fácil (una evaluación con preguntas específicas, otra con preguntas generales, una desarrollando un tema, etc.), y, aunque me sirvió mucho, me parece que esperar eso de todos los profesores es soñar mucho.


  • ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • Creo que los objetivos de la educación van cambiando a medida que se pasa por las distintas instituciones. El objetivo de la educación secundaria debería ser el de aportarle a los alumnos los conocimientos generales necesarios, así como los específicos de la orientación de cada escuela, pero también prepararlos para la entrada a la vida adulta. Aportarles los valores necesarios para su vida adulta. Saber manejarse con sus pares en la facultad o en el trabajo, saber priorizar en la vida lo que uno desea: si se quiere ser un profesional, priorizar el estudio para entrar a la universidad. Luego, en los estudios superiores, el objetivo es más específico en cada carrera pero el común es formar profesionales capaces para cada orientación.


* Nico Gona (@Nico Gona) es estudiantede Licenciatura en Kinesiología y Fisiatría en la UBA. Cursó hasta quinto año en la Escuela de Nivel Medio en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria de la UBA y completó sus estudios en la EEMNº2 Agustín Tosco. Jugador de básquet y muy hincha de Racing. Le encanta la medicina en todas sus ramas y la música (que sea rock). Ganas de viajar y conocer.

jueves, 14 de julio de 2016

La (in)utilidad del sistema de calificaciones escolar. Por Guido Verde *


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 24 de Noviembre de 2015:


En la actualidad, se utiliza un sistema de calificación por nota, que consiste en que los alumnos sean evaluados luego de ser brindados los contenidos, para determinar cuánto aprendieron sobre un tema específico. A pesar de que este sistema es el que menos trabajo implica para que un profesor o docente pueda determinar si un alumno aprendió o no, sinceramente creo que está errado. Lo único que muestra es la capacidad de un alumno para retener datos en un momento determinado, lo cual no siempre implica que haya aprendido los contenidos, sino que a veces puede  haberlos estudiado sólamente de memoria, lo cual no brinda la capacidad de un razonamiento propio apoyado en la teoría explicada por el profesor en clase, sino que el sistema incita a que el profesor razone por el alumno, y que este sólo estudie contenidos memoristicamente, muchas veces sin haberlos entendido, con el simple objetivo de aprobar las notas y no llevarse una materia.

Pienso que en una evaluación, ya sea oral o escrita, uno no demuestra siempre lo que sabe, sino que solamente le hace saber al profesor que leyó su material, pero que no implica el resultado de un razonamiento lógico de los contenidos dados en clase, sino que sólo demuestra que el alumno se puso a leer y memorizar estos datos previo a la prueba, y que muchas veces sólo se almacenan a corto plazo en el cerebro del estudiante, siendo olvidados luego por el mismo.  

Además, una materia no debe ser evaluada en un solo día, ya que hay muchos factores negativos que pueden incidir que en esa evaluación al alumno no le vaya bien, por ejemplo, falta de tiempo de estudios, cuestiones familiares, exceso de contenidos explicados  o que justo el tema que fue evaluado no era el más sabido por el estudiante. Mi idea de un buen profesor es aquel que no sólo determine el rendimiento de un alumno según sus notas,  sino que tenga un concepto de la evolución del alumno conforme van pasando las clases, y que pueda comprender la situación particular de cada uno, por ejemplo viendo cómo se desempeña en clase, si cumple con las actividades, si se ve un compromiso que él tiene con la materia.

Veo que muchas veces los profesores toman a los alumnos como si todos tuvieran los mismos tiempos y habilidades al aplicar el sistema convencional de calificaciones, cuando en realidad cada alumno tiene su método de aprendizaje y su facilidad/dificultad con los contenidos explicados en clase, por ejemplo a un alumno le puede ir bien en matemática pero no en biología, pero a otro alumno que le va mal en matemática sí le va bien en biología.

Mi opinión es que este sistema de calificaciones intenta que todos los alumnos sean formados de la misma manera, impidiendo una libre expresión y libre aprendizaje por parte de cada uno de los estudiantes, que es en realidad el objetivo de la escuela y de la educación en sí. Esto muchas veces lleva a la frustración de aquel alumno/a, que por serle más difícil estudiar los contenidos y aprobar los exámenes que a sus compañeros, se siente inferior a estos, debido a la comparación de sus notas, cuando en realidad puede tener otras facilidades que sus compañeros no tengan.

Por estas razones, creo que un buen profesor no debe tratar a su clase como si fuera homogénea, cuando en realidad cada alumno y alumna tiene sus propias habilidades. Esto se lograría, por ejemplo, permitiendo que cada alumno realice un resumen, ya sea escrito u oral, sobre lo que entendió acerca un concepto determinado, y que al final de cada año pueda hacer una autoevaluación de cómo cree que le fue durante todo el camino transitado en la materia.
 

* Guido Verde es estudiante (está cursando cuarto año) en la Escuela Agropecuaria de la UBA y tiene 17 años. Le encanta estar con sus compañeros y pasar tiempo con ellos, jugar al fútbol, y en sus ratos libres ver películas y series. Es hincha de Boca Juniors y es un gran apasionado de la tecnología moderna.

miércoles, 13 de julio de 2016

Un “compañero más” apasionado y muy comprometido. Entrevista a Joaquín Suarez *


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 17 de Noviembre de 2015:

En su primera reflexión, Joaquín empieza a definir el rol docente a partir del tipo de relación que el docente entabla con l@s estudiantes y de su capacidad de escucha, de respeto por sus tiempos y de su compromiso con la materia.

 
·      Joaquín, ¿Qué es para vos “ser docente”?

·      Creo que ser docente va más allá de explicar los contenidos de una materia. Es más, un buen docente es aquel que se compromete con la materia, realiza actividades que “enganchen” al estudiante, dé varias alternativas de notas, respete los tiempos de los alumnos y valore sus opiniones. Un buen docente creo que debe poder entablar una conversación con su alumno y que se convierta en un “compañero más”. Al haber más confianza, aunque la materia sea aburrida, da más ganas de estudiar, de comprender el tema y de devolverle ese gesto al docente. Es decir, si el profesor se compromete a hacer más interactivas las clases y más divertidas todas las actividades, los alumnos le devolverán con compromiso y estudio la propuesta.

A la hora de pensar en las características de l@s docentes que facilitan los aprendizajes de l@s estudiantes, Joaquín vuelve sobre la relevancia que tienen las propuestas que l@s docentes les hacemos a l@s estudiantes y nos invita a pensar actividades diferentes a las clases típicas para ayudar a l@s estudiantes a atraparse e interesarse por los contenidos que están aprendiendo.

 
·      ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?

·      Bueno, esta respuesta puede ampliar la respuesta anterior. Un docente debe ser capaz de explicar un tema, llegarle al alumno, demostrar pasión en lo que explica y lograr que comprendamos que es interesante que entendamos el contenido de la materia. No todo debe ser clase, clase y clase. Algunas veces pueden realizarse actividades diferentes, ir al campo aprovechando lo grande que es la escuela, hacerse debates, contar vivencias personales que nos atrapen.

·      Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?

·      Una excelente película es “Los Coristas”. Se desarrolla la historia de un conjunto de alumnos huérfanos conflictivos, a los cuales nadie quiere enseñarles nada ya que solo les interesa perder el tiempo. Hasta que llega un profesor de coro interesado por despertar entusiasmo en los jóvenes, los cuales terminan adorándolo; al punto tal que uno de ellos se va a vivir con él. Muchos docentes podrían aprender de ese hombre, y generar una motivación en el estudiante para que tenga mayor compromiso por la materia.

Cerrando la entrevista, Joaquín nos recuerda que l@s estudiantes preferirían seguir de vacaciones en lugar de volver a la Escuela pero nos invita a pensar en una posible causa de ello: las calificaciones y las implicancias que estas tienen así como el hecho de que calificar (y priorizar las calificaciones por sobre todo) atentan contra los que él considera los objetivos que debería tener la Educación.

·      Para terminar, ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?

·      Es cierto que lo que menos queremos los alumnos es que terminen las vacaciones y que comiencen las clases. Pero la causa fundamental de eso radica en las notas, en los nervios por el aprobar o desaprobar permanente. Bajo estos términos uno no puede disfrutar plenamente de las áreas que está estudiando. Si no existieran las notas (lo cual es complicado), sería mucho más interesante; ya que la educación, creo yo, debe tener objetivos tales como: brindar nuevos conocimientos sobre las materias, formar mejores personas, generar interés en diversos temas, abordar cuestiones del mundo real en el que vivimos; por ejemplo, hacer referencia a temas de actualidad para movilizar ese entusiasmo en el estudiante, generar grupos unidos, aprender a trabajar individualmente y en equipo y conocer diferentes metodologías de estudio.

 
* Joaquín Suarez (@ElManijaVillero) es alumno de la Escuela Agropecuaria de la Capital Federalcursando cuarto año. Ingresó al colegio por su interés en el campo de la biología. Le apasiona todo lo que siente que no puede llegar a lograr. Realiza hockey sobre patines en el Club Comunicaciones, aunque su verdadera pasión es jugar al fútbol. Otra actividad que realiza es tocar el piano, que estudia en un conservatorio desde los 5 años.

martes, 12 de julio de 2016

La diferencia entre un “profesor bueno” y un “buen profesor”. Entrevista a Matías Heredia *


En esta primera parte de este nuevo año escolar/académico en el que esperamos seguir reflexionando, seguir discutiendo y seguir (trans)formándonos como docentes (cada vez) más facilitadores de aprendizajes (cada vez) más significativos en nuestr@s estudiantes (cada vez) más autónomos; nos invitamos a releer, cada día, una de las entradas publicadas los años anteriores, como forma de volver a “ponernos” en tema. Para l@s que no las leyeron, éstas podrán ser un (nuevo) disparador para la reflexión y el análisis y para los que sí, es probable que las (re)pensemos desde otro lugar y nos inviten a, (nuevamente) pero de otra manera, reflexionar sobre nuestras prácticas y los aprendizajes.
La siguiente entrada fue publicada el Martes 10 de Noviembre de 2015:


En sus primeras reflexiones, Mati empieza a caracterizar el rol docente y pone especial interés en la cuestión de la Educación en valores. También diferencia entre un “profesor bueno” y un “buen profesor” y reflexiona sobre la diferencia de aprobar a l@s estudiantes para ganarse su simpatía y ayudarl@s en su (trans)formación para que aprendan y aprueben.

·               Mati, ¿Qué es para vos “ser docente”?
·              Ser docente, no solo es tener mucho conocimiento o saber de un tema específico, sino que también es saber transmitirlo, saber acompañar al alumno, cubrir sus necesidades educativas, ayudarlo a progresar y comprender muchos conceptos nuevos para él y lo más importante transmitirle valores desde su enseñanza que son las cosas que duraran en su cabeza ya que la información va y viene.

·               ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes?
·               La principal me parece es ser “buena onda” pero no en el sentido de que te apruebe y listo o que no mande tarea. Buena onda refiriéndome a explicar con el fin de enseñar y transmitir conocimientos con el fin de que los alumnos entiendan y sigan la clase haciéndola así más llevadera e incluso entretenida. La segunda y también importante es transmitir valores, porque son los que quedan en cada persona y no es información que vas a un libro y lo lees, va más allá de eso, son cosas que aprendes y te sirven en la vida para ser mejor persona y superarte. También el hecho de no ser un profesor bueno sino un buen profesor que te remarque los errores, que te critique, siempre de buena manera, las cosas en que te equivocas porque con los errores uno aprende y mucho más que haciendo las cosas “siempre” bien. Lo malo o poco beneficioso para la relación docente/alumno es que debido a como se evalúa un profesor es bueno o no si te aprueba y listo, aprender en muchos de estos casos queda de lado, cosa que también afecta al aprendizaje


A la hora de pensar en los objetivos y las expectativas que tiene al comenzar una cursada, Mati recalca lo importante que es disfrutar las clases, no padecerlas, aprender nuevos conocimientos y lograr que ese aprendizaje nos sea placentero porque cuando un@ se divierte y disfruta el momento y es espacio de aprendizaje, se aprende más y mejor.

·               ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
·               Creo que lo principal es disfrutar el tiempo y no padecerlo ya que cuando uno disfruta las cosas, le presta más atención y las disfruta más. Además de eso está el aprender nuevos conocimientos, conocer nuevas personas (tanto profesores como compañeros) y la expectativa siempre es que la materia más allá de los conceptos que aprendas te termine gustando y le saques el mayor provecho posible para el aprendizaje.

·               Si tuvieras que recomendarle a l@s docentes un libro, una canción o una película que considerás “relevante” para mejorar la práctica docente, ¿qué libro, canción o película nos recomendarías y por qué?
·               “El Club de los Poetas Muertos”, ya que es una película en donde hay mucha interacción entre el nuevo docente y los alumnos para que estos últimos logren cumplir sus sueños. Además de ser lo opuesto a las estrictas reglas académicas de ese centro escolar.


Cerrando la entrevista, Mati nos invita a reflexionar sobre la posibilidad de sacar las clases afuera de aula, de pensar actividades que motiven a l@s estudiantes, de proponer alternativas para que elijan (democratizando la toma de decisiones sobre lo que hacemos en las clases), de aprender de (y con) l@s estudiantes y nos cuenta una experiencia personal que le resultó significativa, en tanto colaboró con su (trans)formación más allá de lo disciplinar.
 
·               Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación tuya y de tus compañer@s, ¿qué propondrías y por qué?
·               Propondría que no todas las clases sean en las aulas, aunque está limitando esto el número de estudiantes, pero me parece una buena idea para cambiar de ámbito porque quizá es una clase más entretenida, más dinámica, con mayor experimentación y puesta en común. Además que las actividades no sean impuestas SIEMPRE sino a veces proponer que le gustaría más al curso, en síntesis en mi opinión el compromiso, la motivación y la participación aumentan muchísimo cuando se establece una relación alumno/docente donde los dos aprenden del otro y cumplen su función (el alumno aprender y el docente enseñar) complementándose y obteniendo así un beneficio mutuo.

·               ¿Podrías relatar un episodio significativo de tu experiencia como estudiante en relación a algún docente o a alguna práctica docente en particular?
·               El segundo día de 4to año tuve mi primera clase de bioquímica. Las primeras clases nunca eran muy divertidas para mí porque había que presentarse, cosa que me cuesta siempre por ser tartamudo. Pero esa clase además de presentarnos, tuvimos que hacer una actividad que me voy a acordar siempre y fue escribir en un papel (sin mostrarle a nadie) lo que cada uno pensaba de cómo los demás lo veían. En ese momento creo que complete todo el papel con boludeses que yo tenía en mi cabeza que según yo “pensaban de mi”. Cuando terminamos el profesor hizo referencia a Sartre en su libro “El existencialismo es un humanismo” que hacía referencia a que nadie nos ve como nos imaginamos y por eso, nos pidió que rompamos ese papel y lo tiremos a la basura. Desde eso momento aprendí un gran valor y fue no ser prejuicioso conmigo mismo sino solamente aceptar a la gente que me acepte como soy.

 
* Matías Heredia (@MatiiHere) es estudiante en la Escuela Agropecuaria de la FCV de la UBA. Tiene 17 años. Es muy hincha de Racing. Le gusta viajar, jugar al fútbol y conocer personas.