martes, 25 de octubre de 2016

Proceso de “maquinalización” intelectual. Por Sabrina Alonso *


Si se busca la palabra “Educación” en un diccionario se puede encontrar algo como “formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo a la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen”. Sin embargo muchas veces no hay un balance entre estas cuestiones y por desarrollar más la capacidad intelectual, se desarrollan menos la capacidad moral y la afectiva. Por ejemplo, puede ser que un alumno nunca haga la tarea, hable en clase y le falte el respeto al profesor pero tenga una memoria sorprendente. Y de esta forma, aunque no se dedique mucho a la materia y sea irrespetuoso en clase, obtenga un aprobado. A su vez, quizá haya un alumno que haga las tareas, preste atención en clase y sea respetuoso pero le cueste más y desapruebe. De esta forma se estaría priorizando lo intelectual sobre lo moral.

Algunos profesores enseñan a sus alumnos sin cuestionarse la forma en que lo hacen, sino que sólo lo hacen de la forma en que les dijeron que tenían que enseñar. Todo termina por ser una cadena ancestral de que uno se lo dijo a otro, que se lo dijo a otro y así de forma sucesiva. Y esto llega al punto de no tener sentido. Si cada mañana durante diferentes años el profesor da el mismo discurso sobre la materia, no siempre va a ser efectivo por que cada curso va cambiando en el transcurso de los años, y cada uno tiene diferentes dificultades y expectativas. De esta forma se pierde el verdadero sentido de la enseñanza, convirtiéndose el profesor en un autómata, inmerso en una relación unilateral en la que no se tiene en cuenta a quiénes le está enseñando.

En otros casos los profesores priorizan la memorización a la comprensión de los temas. De forma que los alumnos terminamos por ser máquinas canalizando palabras vacías desde el libro hacia la prueba. Donde después atribuyen un número que no es capaz de representar del todo lo que sabemos o no. ¿Y si justo nos preguntaron lo que no sabíamos? ¿Y si el día anterior se nos murió el gato? Las calificaciones se sitúan en unos puntos aleatorios del tiempo que representan no más que 5 ó 6 de los 200 días del año escolar.

Es cierto que, también hay profesores que dicen evaluar el “progreso”, pero esto no siempre se ve reflejado en la práctica. Supongamos, por ejemplo, que un alumno al que le cuesta la materia y no está entendiendo obtiene un 1 en su primera evaluación. Este alumno puede comenzar a esforzarse el doble al ver el resultado de su examen y progresar. Aunque en los siguientes exámenes obtenga un 6 o un 7 y demuestre haber progresado de una forma exponencial y haber entendido el tema su promedio va a continuar estando desaprobado. De esta forma el profesor puede llegar a terminar por “marginar” a quienes les cuesta la materia y favorecer a quienes tienen más facilidad en el tema o calificaciones más altas. Y puede llegar a ver solo números y olvidar el objetivo en sí: que el alumno entienda la materia. Un objetivo que muchos están olvidando y que es esencial.

Por todo esto creo que estaría bueno que los profesores que no lo hacen puedan intentar probar formas nuevas para enseñar a sus alumnos e indagar qué métodos son los más efectivos.


* Sabrina Alonso es estudiante de cuarto año en la Escuela de Nivel Medio en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria de la UBA y tiene 16 años. Baila danza árabe y hace teatro. Le gustaría poder dedicarse a actuar y escribir novelas en el futuro. 

martes, 18 de octubre de 2016

Dedicación, compromiso y pasión del “emisor”, atención, interés y participación del “receptor” y un mensaje: ser mejores personas y hacer una sociedad mejor! (Entrevista a Loreana Pulichino)


Al igual que en los años anteriores, este año seguiremos con la publicación de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas apreciaciones y reconocer en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que gentilmente respondió Loreana Pulichino *.
 

En sus primeras reflexiones, Loreana deja en claro que los conocimientos “teóricos” o “disciplinares” son importantes pero que existen otras cuestiones igualmente (o más) importantes, como el compromiso del docente para con su tarea y para con sus estudiantes. También pone en evidencia un aspecto central de la tarea docente: la diferencia entre el hecho de que “el docente enseñe” y el hecho de que “el estudiante (no) aprenda”.

  • Loreana, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • Yo creo que una persona puede saber mucho sobre un tema o varios, ser un especialista, un profesional y tener muchos títulos importantes. Pero nada de eso le confiere la capacidad para poder transmitir todo ese conocimiento a otras personas. Un docente debe poder difundir sus conocimientos, enseñar, explicar con un solo fin: que el alumno aprenda. Se puede ir más lejos todavía, un buen docente no solo se preocupa en que su “mensaje” (por ejemplo, determinada explicación de un cierto tema durante una clase) sea transmitido en su totalidad y de manera correcta, sino que se interesa en que el “receptor” o el alumno interprete o entienda esa información de la mejor manera posible, sin importar cuántas veces tenga que repetir la explicación e interesándose a la vez en la posible devolución que le proporcione el alumno (por ejemplo, una duda). Además, un buen profesor, arma su clase de la manera en que pueda captar la atención del alumno, provocando la participación voluntaria del mismo, creando un interés por la materia y una buena relación alumno-docente. En conclusión, creo que para ser docente se debe estar comprometido tanto con lo que se debe enseñar como con los alumnos, a los cuales transmitir el conocimiento.

  • ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
  • Lo primero que piensa cualquier estudiante (casi inconscientemente) cuando comienza una cursada, es aprobar la materia, no tener que rendirla en diciembre y mucho menos en marzo. También, otra de las cosas que hacemos nosotros, los alumnos, (instintivamente) es analizar al docente: averiguamos su forma de evaluar y enseñar, para así estar más “preparados” para sus clases y exámenes. Lo que se espera del docente es que explique bien, que sea claro dando clase, se puedan entender los temas, por más complicados que sean y que las clases no se tornen aburridas ni densas (aunque esto último también depende de los alumnos). Es muy lindo cuando uno se empieza a interesar por la materia (ya sea por la buena disposición del docente, los contenidos de la materia que pueden resultarle muy interesantes al alumno, o ambos) y puede plasmar todo lo que aprendió fácilmente en un papel o utilizarlo quizás en un futuro. Una cursada se vuelve “llevadera” cuando uno no solo estudia para aprobar y “sacársela de encima” sino que también cuando uno se interesa más en las clases y te dan ganas de aprender.

A la hora de pensar en las características que debería tener un buen docente para ser mejor facilitador de los aprendizajes de sus estudiantes, Loreana reflexiona sobre la formación docente y sobre lo que se denomina el “conocimiento específico” (ese “saber docente” o “saber pedagógico”) que l@s docentes deberíamos tener y deberíamos poner en práctica en nuestras propuestas didácticas, aunque le agrega algo fundamental: la dedicación y la pasión!

  • ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
  • Para mí, una de las características más importantes que debería tener un docente es la pedagogía ya que por definición esta es la “ciencia que estudia la metodología y las técnicas que se aplican a la enseñanza y la educación”. De este modo, una persona que haya estudiado esta ciencia o bien no necesite estudiarla porque lleva la pedagogía en el alma, sabrá cómo enseñar, cómo se debe dar una clase, de qué manera explicar los temas para que el alumno entienda, siempre tratando de mantener la atención del alumno durante la clase. Yo creo que saber enseñar es muy importante, no solo se puede dar una clase por “saber mucho” sino que la persona debe tener algún tipo de base teórica sobre cómo hacerlo y además la voluntad de querer hacerlo. Saber la teoría es muy importante pero más importante es si se aplica; creo que en cuanto a lo personal, ser un docente requiere tiempo, mucha paciencia y por sobre todas las cosas: dedicación. Los mejores docentes que tuve y tengo, los que más facilitaron mi aprendizaje fueron y son aquellos en los que se notaba que de verdad disfrutaban ejercer su profesión, aquellos que se interesan en que el alumno se comprometa con la materia, preste atención, pueda entender fácilmente y aquellos a los que les importe crear un buen vínculo alumno-profesor.

  • ¿Podrías relatar un episodio significativo de tu experiencia como estudiante en relación a algún docente o a alguna práctica docente?
  • A principios de este año, durante mi primera clase de Bioquímica además de presentarnos y hablar sobre la materia, hicimos una actividad que me pareció muy interesante y me sorprendió en el momento. El profesor nos dijo que escribiéramos en un papel todo lo que creíamos que los demás pensaban de nosotros (sin leérselo a nadie) y poco después nos hizo tirar ese mismo papel a la basura. Nos enseñó que no siempre lo que creemos que los demás piensan de nosotros es verdad y nos dijo también que a pesar de lo que hayamos escrito en el papel, durante su clase podíamos ser quienes quisiéramos ser. Elegí contar este episodio porque me hizo reflexionar, así como también me sorprendió y siento que no me lo voy a olvidar nunca. También, los debates y diálogos que se generan en la clase de Geografía son muy interesantes y creo que muy beneficiosos porque me ayudan a aprender de una manera distendida, amena y sin presiones.

Cerrando la entrevista, Loreana destaca el valor de las herramientas virtuales, de los espacios para plantear dudas o repasar temas, de los momentos para contextualizar los contenidos que se aprenden, de las exposiciones orales a cargo de l@s estudiantes y finaliza con un mensaje más que claro: la Educación debe ayudarnos a ser mejores personas y a construir una sociedad mejor!

  • ¿Cuáles de las prácticas, herramientas, estrategias de tus docentes actuales o pasados, resultan o resultaron más exitosas como instrumentos facilitadores de tus aprendizajes?
  • En mi opinión, las herramientas virtuales (por ejemplo, videos, power points, imágenes, etc) que últimamente se están utilizando bastante, son de gran ayuda porque, por un lado, pueden ayudar a comprender mejor el tema (una imagen o video puede ayudar cuando el tema trata sobre cosas que no se pueden ver a simple vista, por ejemplo), así como también los power points pueden servir de repaso para la evaluación y, durante la clase, son de gran ayuda para identificar los conceptos más importantes. A mí también me resulta muy útil tener clases de repaso o un tiempo determinado de la clase destinado solo para dudas, antes de la evaluación. Una nueva práctica que para mí, no es tan habitual porque la conocí este año son los “warming up”. Durante la hora de bioquímica (un ratito antes de empezar la clase), dos alumnos cuentan o hacen un resumen de todo lo que vimos la clase anterior. Se decide con una semana de antelación quiénes van a hacer el warming up y los dos alumnos se ofrecen voluntariamente. A mí me parece una técnica genial ya que beneficia tanto a la clase (porque uno generalmente se olvida o no se acuerda perfectamente de lo que se vio la clase anterior, especialmente cuando las clases se dan una vez por semana) y a los chicos que exponen (porque a la hora de estudiar para el examen, el tema del que tuvieron que hablar ya lo tienen aprendido). Algo que también me ayuda mucho a aprender y, sobre todo, a fijar los conocimientos es tener clases participativas, en las que haya un intercambio entre los alumnos y el profesor, surjan dudas y los alumnos puedan expresar su opinión o ideas al profesor (y viceversa). Yo creo que establecer un diálogo hace mucho más interesante la clase y hasta irse un poco “por las ramas” también (siempre y cuando se hable del tema de la clase).

  • ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • Creo que los objetivos de la educación deberían ser la transmisión de conocimientos académicos (y cómo aplicarlos) como de valores que ayuden a ser una mejor persona. Ambas cosas son necesarias para la formación de una persona y deberían ser enseñadas con igual grado de importancia. Por ejemplo, la educación secundaria (teóricamente) tiene como fin preparar a los alumnos para la siguiente etapa: la facultad, prepararlos para ingresar a un mundo completamente diferente a lo que estaban acostumbrados. Pero aunque uno tenga muy en claro cómo y cuándo aplicar el teorema de Pitágoras o sepa analizar perfectamente oraciones bimembres complejas, creo que eso por sí solo no alcanza. Además de transmitir conocimientos científicos, se debe enseñar a los alumnos a cómo ser mejores personas, para construir una sociedad mejor.

* Loreana Pulichino (@lorepulichino) es estudiante de la Escuela Agropecuaria de la UBA y actualmente está cursando su cuarto año. Le apasiona todo lo relativo a la ciencia, así como a la música y lo que más disfruta es estar con amigos.

martes, 11 de octubre de 2016

Una “conexión” que ayuda a “abrir la cabeza”... de tod@s! (Entrevista a Zoe Ziperovich)


Al igual que en los años anteriores, este año seguiremos con la publicación de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas apreciaciones y reconocer en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que gentilmente respondió Zoe Ziperovich *.


En sus primeras reflexiones, Zoe caracteriza al docente como alguien capaz de abrir horizontes de pensamiento en lugar de “impartir conocimientos” y de ayudar al estudiante a explotar el máximo de sus capacidades. También reflexiona sobre dos cuestiones largamente abordadas desde este espacio: el (nefasto) rol de “desaprobador” que algun@s docentes creer tener y la diversidad (y heterogeneidad) de nuestras aulas, que nos obliga (o debería obligarnos) a personalizar la enseñanza y las evaluaciones.  

  • Zoe, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • Generalmente consideramos docente a una persona que se coloca delante de una clase y nos imparte conocimientos usualmente teóricos sobre ciencia, arte o música entre otras cosas. Vemos a esta persona como una autoridad, con conocimientos especializados o como alguien que puede hacernos aprender cosas como sumar, restar, leer, entre otras. Pero en mi opinión, el solo hecho de colocarse delante de una clase y hablar sobre los conocimientos que tiene, no convierte a una persona en docente. Un docente es el que puede abrirle al alumno la cabeza, hacerle entender que las cosas van más allá de lo que leemos en los libros, que le muestre sus oportunidades y más que nada que lo ayude. Lo más importante para entender es que el docente no está para desaprobar a los alumnos, ni para intentar hacer que  las pruebas sean lo más difícil posible, ni para buscar la manera de hacer que el alumno se estrese, un buen docente intentará mostrarle al alumno el camino más conveniente para poder acceder al conocimiento, y como no todos los alumnos son iguales, un docente comprometido con su tarea debe, en mi opinión, ver a los alumnos individualmente y no solo observar el desempeño general, porque ¿de qué sirve que un curso tenga la mayor parte de los integrantes aprobados si hay un alumno no pudo aprender o entender un tema? Desde mi punto de vista no es necesario un título universitario o terciario para ser docente, pero si es esencial el compromiso, las ganas de enseñar y la constante búsqueda de nuevas y innovadoras formas de darle al alumno herramientas para que no solo aprenda, sino también para que pueda aplicar esos conocimientos en su vida y utilizarlos para afrontar las dificultades que pueden y que van a ir apareciéndole a medida que crece.  

  • ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
  • Cuando empiezo una cursada, como la mayor parte de la gente espero aprender nuevas cosas, pero también espero tener nuevas experiencias. Estos dos últimos años esperé que algún profesor pudiera mostrarme una materia o un tema nuevo que me resulte de interés, algo que de gusto aprender y estudiar. Espero a su vez encontrar nuevas formas de aprender día a día y poder darle respuesta a preguntas que tenga. Un momento que supongo todos esperamos es cuando podemos de alguna forma conectarnos con el docente y con nuestros compañeros en el aula, y poder terminar el año sabiendo mucho más, teniendo un mayor entendimiento sobre las cosas que aprendimos, finalizar satisfechos y que todo el estudio que pusimos durante el año valga la pena.  

A la hora de pensar en las características que debería tener un buen docente para ser mejor facilitador de los aprendizajes de sus estudiantes, Zoe prioriza el gusto por la tarea docente, el compromiso, la paciencia, la voluntad y la capacidad de “conectarse” (¿vincularse?) con l@s estudiantes, por sobre el conocimiento de determinada disciplina y nos recuerda la importancia de estar atent@s a aquell@s estudiantes que más dificultades tienen en el aprendizaje de determinados contenidos para poder ayudarl@s a interesarse, motivarse y, finalmente, aprender. 

  • ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
  • La característica más importante que tiene que tener un docente, es que le tiene que  gustar su trabajo y tiene que poder conectarse con sus alumnos, muchas veces vemos docentes que saben mucho sobre el tema que enseñan pero que no les gustan los adolescentes o no saben cómo interactuar con ellos. Cuando un docente no se compromete con la enseñanza es bien sabido que los alumnos tampoco lo harán. La función del docente es acompañar al estudiante en cada paso que da, hasta que logre entender los temas. Esto muchas veces puede llevarle tiempo al alumno, por lo que un docente debe tener paciencia, ya que si no la tiene muchas veces puede terminar haciendo que el alumno se sienta mal consigo mismo por no entender los temas con tanta facilidad como otros. Un docente que busca nuevas formas de interesar a los alumnos, de encontrar que es lo que les interesa y relacionar esto con la materia, es en mi opinión un docente que tendrá éxito en su tarea de enseñar y acompañar al estudiante. Muchas veces los docentes dejan de lado a los alumnos que no muestran interés, a los que no aprueban o los que no se comprometen con la materia, cuando en realidad es a los que más tienen que dedicarse, deben encontrar una forma de hacer que se interesen. Muchas veces los profesores nos incentivan a aprendernos las cosas de memoria por lo que al día siguiente ya nos las olvidamos, cuando en la actualidad con solo sacar el celular podemos encontrar millones de respuestas a las preguntas que nos planteamos o resoluciones a nuestros problemas, por lo que en mi opinión, aunque algunas situaciones hay que saber las cosas de memoria o tenerlas en nuestra base de conocimientos, en otras necesitamos saber cómo y qué buscar, por lo que los docentes deben ayudarnos a aprender esto. Como conclusión afirmo que las características principales que un docente debe tener para facilitar nuestra enseñanza son, compromiso, paciencia, voluntad, sabiduría y saber innovar, querer mejorar y utilizar todas las herramientas que estén a su alcance para brindarle al alumno una experiencia educativa agradable y significante. 

Cerrando la entrevista, Zoe nos invita a “escuchar más a los alumnos”, a relacionarnos más con ell@s y a pensar con juntos la mejor manera de enseñar(les) algo o, en realidad, la mejor manera de ayudarl@s a que lo aprendan. También nos recuerda que la Educación debe igualar oportunidades y lograr en l@s estudiantes una autonomía que les permita tomar sus propias (y fundamentadas) decisiones para que nadie las tome por ell@s. 

  • Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación tuya y de tus compañer@s, ¿qué propondrías y por qué?
  • Yo les propondría a los docentes que escuchen más a los alumnos y que tengan en cuenta sus intereses, que les pregunten que les interesa, que intenten relacionarse más con ellos para encontrar juntos una forma de enseñar los contenidos. En mi opinión muchos docentes deberían dejar de explicar lo básico y dejar que los alumnos estudien el resto solo y remplazar esa técnica por una que implique más compromiso, que se base en apoyarlos y acompañarlos, explicarles cada duda que tengan y esperar a que entiendan todo antes de tomarles la evaluación. A su vez creo que es importante que todos los docentes tomen recuperatorio, porque ¿de qué sirve que un estudiante pueda aprobar la materia habiendo aprobado un tema y no otro? Utilizando esta técnica los alumnos tendrían una chance de ver que es lo que no entendieron y otra oportunidad de aprenderlo porque lo importante no es aprobar, es aprender.
  • ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • El objetivo clave del sistema educativo debería ser formar ciudadanos como seres que puedan pensar por sí mismos, que puedan defenderse, analizar las distintas situaciones y tomar las decisiones que consideren mejores, sin que nadie las tome por ellos. Enseñarles a colocarse frente al mundo como una persona independiente, con una mente abierta, comprensiva, con amplios conocimientos en distintas áreas que los ayuden a resolver problemas a los que tengan que enfrentarse. Brindarles a los estudiantes posibilidades para su futuro y hacer que todas las personas tengan las mismas oportunidades.
* Zoe Ziperovich es estudiante de cuarto año de la escuela agropecuaria (UBA) y le gustaría en un futuro estudiar medicina, psicología o algo relacionado con la neurociencia.

martes, 4 de octubre de 2016

¿Cómo aprende Giuli? El poder de enseñar, el deseo de aprender y dos voluntades que conversan para que esto ocurra.


En este 2016 el Blog espera, una vez más, incorporar nuevas maneras de reflexionar sobre la Educación y los aprendizajes. Además de las (ya habituales) notas de opinión, de las entrevistas (a docentes y estudiantes) y de los textos escritos en colaboración, queremos seguir (re)pensándonos a partir de textos que reflexionen sobre “cómo aprendemos”.

Como dijimos en entradas anteriores, pareciera ser que much@s docentes creemos (con las mejores intenciones) que debemos ser facilitadores de los aprendizajes y obramos o creemos que obramos (en consecuencia) con el objetivo de que nuestr@s estudiantes aprendan.

Sin embargo, no tenemos muy en claro “cómo se aprende”, qué hacen nuestr@s estudiantes para aprender, cómo hacen nuestr@s estudiantes para aprender en nuestras materias.

Es por eso que nos proponemos darle una vuelta de tuerca a esta reflexión a partir de relatos, en primera persona, que den cuenta de cómo aprendemos o cómo aprenden l@s estudiantes, con el objetivo de ser mejores facilitadores de esos aprendizajes (cada vez más significativos) en nuestr@as estudiantes, cada vez más autónomos. En este caso la reflexión es a partir del relato que gentilmente escribió Giuliana Pagni *.
 

Para empezar, Giuli hace referencia a algo que, desde este Blog, venimos sosteniendo hace rato y es que no se aprenden de la misma manera contenidos distintos y que las estrategias de aprendizaje (y por ende, las estrategias docentes) deben ser contextualizadas en el tipo de contenidos a aprender. También, como ocurriera en varias otras entrevistas o reflexiones sobre cómo aprendemos, Giuli nos recuerda el valor de “contar lo aprendido”, ya sea a un compañer@ o a alguien que no entiende nada del tema: “en la escuela y en la universidad, los contenidos disciplinares los aprendí de diversas formas porque en mi opinión cada tema y/o materia se estudia a su manera. Por ejemplo las fracciones o ejercicios de estadística, es decir, materias más ‘prácticas’ las aprendí con mucha ejercitación. Me sentaba a hacer ejercicios y cuando no me salían, intentaba, borraba y re-hacía hasta que salían. No hay tal satisfacción personal como la que sentís cuando te sale algo luego de intentarlo tanto. Para temas más teóricos, a mi me sirve mucho escribir, hacer mis resúmenes, subrayar, resaltar con muchos colores y realizar dibujos cuando el tema lo amerita. Hay personas que pueden estudiar de lo que escribió otra persona, no digo que esté mal, pero esa persona responsable de ese resumen leyó y estudió datos que capaz no puso en el papel pero sí quedaron en su mente, entonces si alguien más lee de ahí se priva de detalles. A veces puedo usar otro resumen para ver hacia donde apuntan los temas, pero luego termino leyendo y haciendo el mío, capaz complementándolo con ese de otra persona. Para estos temas me sirve mucho sentarme frente a los apuntes, resúmenes, dibujos, cuadros, estudiarlo sola y después poder contárselo a alguien, más allá de si la otra persona entiende de lo que hablo o no, el hecho mismo de poder contarlo sirve para fijarlo en la mente. Aclaro el tema de si la otra persona entiende o no, porque cuando no me encuentro junto con algún compañero que esté estudiando lo mismo que yo, le pido a algún familiar si me quiere/puede escuchar. A esta altura me han escuchado hablar de diversos temas, han visto que puedo explicarlos con naturalidad o con dificultad, pelearme con los textos; hasta me han visto llorar cuando no puedo o cuando me saturo pero finalmente me han visto llegar a la meta”.

Cuando reflexiona sobre sus aprendizajes “no académicas”, Giuli reivindica “la práctica”, el valor del “aprender a aprender” y la importancia de “l@s otr@s” (padres, familiares, amig@s, internet) como guía o ayuda en los procesos de aprendizaje: “para cosas de la vida misma también creo que la práctica lo es todo. Para aprender a andar en bici o en rollers, primero me tuve que caer algunas veces, pero con la práctica pude lograrlo. Mi personalidad, terca a veces, obstinada y auto-exigente, me lleva a ‘aprender o aprender’ lo que quiero aprender. También creo que en cosas simples a medida que vamos creciendo imitamos al resto, porque si alguien más lo está haciendo, debe estar bien (o eso creemos). Aprendí de mis padres, ellos me educaron e hicieron que sea como soy hoy. Ellos me escuchan y me ‘dan un empujón’ cuando lo necesito, me hacen tener los pies en la tierra y no perderme, me guían. Aprendí de mis amigos de la infancia y actuales, a jugar cuando era más chica, a compartir, a crecer. Por otro lado, para aprender a usar programas de computación, aplicaciones del celular o aparatos tecnológicos investigo en Internet, le pregunto a alguien que sepa más que yo sobre el tema o simplemente experimento sola”.

Giuli vuelve a reflexionar sobre sus aprendizajes y, como si hubiera leído “El maestro ignorante” (de Jacques Ranciere) o algún texto de Carlos Cullen (ambos referentes indiscutibles de este Blog), parece tomar del genial Jacotot la idea de “una relación entre voluntades más que entre inteligencias” y del filósofo santafesino la idea de “el poder de enseñar y el deseo de aprender”: “también influye de manera significante la persona que se para en frente de la clase. Yo creo firmemente que la voluntad del profesor al enseñar hace a la voluntad del alumno a la hora de aprender. No cualquiera aprende pero tampoco cualquiera enseña, un profesor, vendría a ser como una carta de presentación de la materia y (no siempre) éste genera la simpatía o apatía por la misma. También puede pasar al revés, es decir, que el docente te brinde los conocimientos, las claves de cómo estudiar un tema o sus diversos experimentos a la hora de enseñar y simplemente al alumno no le interese la técnica del docente, no esté de acuerdo o no comparta ciertas formas. Es difícil que dos personas coincidan siempre pero si uno quiere enseñar (y que la otra persona aprenda) y otra persona quiere aprender, todo se puede lograr”.

Finalmente, Giuli nos deja una interesante reflexión sobre la relación que existe entre el aprendizaje y el crecimiento personal, y cierra con parte de la letra de una canción de “Las Pastillas Del Abuelo”, que también apunta a los mismo: “el hecho de pensar y escribir sobre estas cuestiones me hizo recordar y darme cuenta de cómo fui creciendo en lo académico y en lo personal, cómo enfrenté y enfrento ciertos temas. Noto cómo presto atención, escucho y hasta admiro a la gente que colabora con que uno aprenda, esa gente que comparte su conocimiento y se esmera hasta el hartazgo para que la otra persona aprenda igual o más que ellos. Por último, noto cómo superé y sigo superando ciertas metas personales. Una canción que me gusta hace referencia a que ‘para crecer también hay que aprender, de otra forma sólo es envejecer’”.
 

* Giuliana Pagni (@Giulianapagni) es estudiante de Veterinaria en la Universidad de Buenos Aires (UBA). A su vez, es amante de los caballos, del mate, de los libros y de la música.