martes, 15 de agosto de 2017

Paciencia, entrega y empatía por el Otro. (Entrevista a Valeria Ascazuri Latigue)

Al igual que en los años anteriores, este año seguiremos con la publicación de entrevistas realizadas a docentes y a estudiantes, como insumos para la reflexión sobre nuestras prácticas y sobre los aprendizajes. Las respuestas de docentes y estudiantes, sujetos directamente involucrados en las prácticas sobre las cuales nos proponemos reflexionar en este Blog resultan fundamentales para profundizar el grado de análisis. Claro que podemos estar de acuerdo o no, claro que podemos disentir con determinadas apreciaciones y reconocer en las respuestas (y en las preguntas) posicionamientos pedagógicos e ideológicos compartidos o no pero de cualquier manera, los relatos en primera persona son siempre insumos de gran valor para construir y (re)pensar nuestros propios posicionamientos. En este caso es un placer publicar la entrevista que gentilmente respondió Valeria Ascazuri Latigue *.

En sus primeras reflexiones, Vale ubica al docente en un lugar de “entrega”, de una entrega desinteresada al “Otro” pero, a la vez, de enorme responsabilidad por lo que significa ser “ejemplo” en la construcción de subjetividades de esos “Otros”.

  • Vale, ¿Qué es para vos “ser docente”?
  • Para mi ser docente es entregarse. Entregarse a las necesidades de cada alumno y olvidarse un poco de las propias. Entregar todo lo que sé y soy capaz de hacer para ayudarlos a ellos a ser mejores alumnos/profesionales/personas, y demostrarles la importancia de valorarse a ellos mismos para lograrlo.

  • ¿Cuáles son tus objetivos/propósitos/expectativas de logros cuando comenzás una cursada?
  • Siempre trato de estar a la altura, no me tomo a la ligera mi trabajo, y si no puedo ayudar a un alumno con una duda no me divierte ni un poco, tengo que buscar la manera de poder cambiarlo. Mis propósitos involucran un buen manejo de las relaciones interpersonales con los alumnos y los demás docentes, para que se pueda dar el equilibrio necesario en donde los alumnos pueden participar (y crecer) lo más posible y los docentes tengamos una buena comunicación de respeto e igualdad. Creo que muchas veces los alumnos vemos (me incluyo) a los docentes como posibles ejemplos, y si yo voy a ser un ejemplo quiero que sea positivo; en un equipo docente que se maneja con respeto y donde todos pueden participar y presentar distintas ideas es un ejemplo para los alumnos de cómo comunicarse con sus pares de una manera profesional y educada, y también favorece a la tolerancia y comprensión de las diferencias individuales (algo que últimamente escasea bastante en nuestra sociedad). Mis expectativas son siempre altas porque me baso en la confianza, hacia mis compañeros docentes y hacia los estudiantes, creo que todos tienen la capacidad de lograr sus objetivos, y que eso no depende de nosotros sino de ellos mismos.

A la hora de pensar en las características que deberíamos tener l@s docentes, Vale rescata la paciencia y la capacidad de escuchar a l@s estudiantes y de interpretar sus necesidades y sus demandas.

  • ¿Qué características creés que debería tener un docente para ser mejor como facilitador de los aprendizajes de l@s estudiantes?
  • Creo que un docente debe ser paciente, no todos los estudiantes tienen los mismos tiempos y eso no quiere decir que unos sean más o menos capaces que otros. Debe ser proactivo y fluctuante, hay que tener iniciativa, capacidad de cambio, a veces las cosas no salen como uno espera y es cuestión de encontrar el punto de falla para poder modificarlo. Todos los grupos de estudiantes son diferentes, tienen diferentes gustos y es cuestión de conocerlos un poco para saber de qué manera facilitar su aprendizaje, manteniéndolos interesados por los nuevos contenidos. La pedagogía es un punto, para mí, fundamental. Siempre hay muchas formas de decir una misma cosa, pero es importante saber con qué “clase” de personas trabajamos para no perder el respeto, mantener la profesionalidad y un ambiente agradable para el intercambio.

Cerrando la entrevista, Vale reflexiona sobre la importancia del juego y de las actividades lúdicas como una manera de generar espacios dónde l@s estudiantes, además de aprender, se diviertan o, mejor dicho, se diviertan aprendiendo y valoren la potencia del trabajo en equipo.

  • Si tuvieras que hacer una propuesta de cambio concreto que pudiera aumentar el compromiso, la motivación y la participación tuya y de tus compañer@s, ¿qué propondrías y por qué?
  • Propondría que los alumnos preparen temas para exponer, con el compromiso de que si ellos no dan esa explicación sus compañeros se quedan sin introductorio teórico. De esta forma los alumnos están “obligados” a leer (por un tema moral más que nada, por compañerismo) y practican también la expresión oral, que en otras condiciones no se aplica mucho y después en los finales tienen dificultad. Las actividades lúdicas en una cursada me parece que cambian mucho el ambiente de la clase, los alumnos se relajan y lo más importante se DIVIERTEN, y se divierten aprendiendo. Hay que demostrar que no necesariamente estudiar tiene que ser aburrido. Cambiar la estructura del aula  también puede ayudar a motivar a los alumnos. Llegar a un aula y encontrar todos los bancos fuera de lugar, muchos afiches, juegos y cosas que no saben qué son o para qué, los intriga, y empiezan la clase de otra manera.

  • ¿Cuáles son y cuáles “deberían ser”, en tu opinión, los objetivos de la Educación?
  • Formar estudiantes independientes, proactivos y creativos, capaces de crecer personal y profesionalmente buscando la manera de mejorar su formación aunque nadie se los pida, recordando siempre la importancia de trabajar en equipo, y que sepan reconocer que no pueden saber TODO por eso es necesario el respeto y la humildad, para saber decir “hasta acá llego yo, necesito que alguien me ayude a solucionar esto” y poder apoyarse en sus pares.

* Valeria Ascazuri Latigue (@valeascazuri) es estudiante de veterinaria. Se desempeña como docente de Química Biológica en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA y como asistente de veterinaria en Citivet (establecimiento privado en CABA). Participó en trabajos de voluntariado, tanto de atención veterinaria (Barrio “Los Piletones”-Lugano- y barrio “Independencia” -La Matanza-) como de apoyo escolar en barrios vulnerables de GBA norte y provincia de Formosa (Laguna Nainek). Formó parte del equipo docente del nivel inicial del Colegio San Gabriel, ejerciendo como profesora de inglés en salas de 3 y 4 años.


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